domingo, 1 de enero de 2012
Esparciendo semillas
Un hombre trabajaba en una fábrica distante, a la cual llegaba todos los días en autobús. En una de las paradas subía una señora anciana, que siempre se sentaba junto a la ventana. Ella abría la bolsa, sacaba un paquetito y en el viaje arrojaba alguna cosa hacia fuera.
La escena siempre se repetía y un día, curioso, el hombre le preguntó qué lanzaba por la ventana.
- Tiro semillas. Respondió ella.
- ¿Semillas? ¿Semillas de qué?
- De flores. Es que veo para afuera y la calle está tan vacía… Me gustaría poder viajar viendo flores coloridas por todo el camino. ¡Cuán bello sería!
- Pero las semillas caen sobre el asfalto, son aplastadas por las ruedas de los carros, devoradas por los pájaros… ¿Cree usted señora, que las semillas germinarán a la orilla de la carretera?
- Así es, joven. Aunque muchas se pierdan, algunas acabarán cayendo en la tierra y con el tiempo van a brotar.
- Aún así… demorarán en crecer… necesitan agua…
- Ah, yo hago mi parte según la voluntad de DIOS, todo lo demás lo hace el Señor. Siempre hay días de lluvia enviadas por EL. Y si alguien arroja las semillas, las flores nacerán.
Diciendo esto, se dio vuelta hacia la ventana y recomenzó su trabajo.
El hombre descendió luego más adelante, pensando que la señora ya estaba senil y por tanto no sabía lo que hacía.
Un tiempo después, en el mismo autobús, el hombre al mirar para afuera percibió flores en la orilla del camino … Muchas flores… ¡El paisaje colorido, perfumado y lindo!
Se acordó entonces de aquella señora. La buscó en vano. Le preguntó al motorista, que conocía a todos los pasajeros de viaje.
¿La viejecita de las semillas?…. Pues … murió hace cerca de un mes, dijo el conductor.
El hombre se volvió a su lugar y continuó mirando el paisaje florido por la ventana.
Pensó: Quién diría, las flores han brotado! ¿Pero de qué le valió su trabajo? Murió y no pudo ver toda esta belleza.
En ese instante oyó las risas de una criatura. En el asiento de enfrente, una niña señalaba por la ventana, entusiasmada:
- ¡Mira mamá cuántas flores por el camino, que bonito..... ¿Cómo se llaman aquellas…?
Entonces el hombre entendió que aunque aquella señora no estaba ahí para ver lo que había hecho, hizo su parte, dejó su marca, la belleza para la contemplación y la felicidad de otras personas.
Al día siguiente, el hombre subió al autobús, se sentó junto a la ventana, sacó un paquetito de semillas de su mochila… Y así dio continuidad a la vida, esparciendo con entusiasmo y alegría sus semillas…
El futuro depende de nuestras acciones presentes. Y si sembramos buenas semillas, los frutos serán igualmente buenos. Tenemos que atrevernos a hacerlo.
¿Has pensado en sembrar algunas semillas de acuerdo a la Voluntad de tu Creador?
¡No te olvides de sembrar la semilla del bien, de la amistad, de la paz y la alegría, y por sobretodo la semilla de la Palabra de DIOS!
Cristo murió y resucitó sembrando amor y dando vida. Tú y yo tenemos que continuar sembrando un mundo diferente en Cristo Jesús. Intentemoslo, no tenemos nada que perder y muchísimo que ganar.
“No os engañéis, Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” .
Gálatas 6: 7-9.
"Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. " Marcos 4: 8.
"Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia". Lucas 8:15
Que el Altísimo les otorgue un año 2012 lleno de Su Amor, Bondad, Salud, Protección y por sobre todo de mucho crecimiento espiritual. Seamos en este año, esparcidores de la Palabra de DIOS a tantas personas que lo necesitan.
Con DIOS en su corazón, muchas cosas prominentes les esperan, de conformidad a Su Santa Palabra que está escrita en la Biblia.
En el Amor del señor,
Nelson y Trinidad de Rodríguez
PALABRA, AMOR Y FE
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